Las técnicas de geoingeniería podrían ser útiles para el clima (estudio)
Las técnicas de geoingeniería destinadas a enfriar el planeta pueden contribuir a la lucha contra el cambio climático, estiman científicos en un estudio publicado este miércoles.
Dichas técnicas, que consistirían por ejemplo en instalar gigantescos espejos parasoles en el cielo, enviar azufre a la atmósfera o fertilizar los océanos con hierro, se evocan desde hace más de medio siglo aunque no se ha lanzado ningún proyecto a gran escala.
En un artículo publicado en la revista "Atmospheric Chemistry and Physics Discussions", científicos de la universidad británica de East Anglia intentaron por primera vez evaluar su eficacia sin analizar el impacto medioambiental ni los costos.
"Hemos comprobado que ciertas técnicas de geoingeniería podrían contribuir útilmente a atenuar los efectos (de las emisiones) y a enfriar el clima", indica Tim Lenton, profesor de ciencias del medio ambiente. "Pero la geoingeniería por sí sola no puede resolver el problema", añade.
Colocar un espejo en órbita o mandar azufre a la atmósfera para reflexionar o atenuar la fuerza de los rayos solares sería la mejor manera de refrescar el planeta de aquí a 2050, pero también supondría riesgos importantes, indica el estudio. Una avería del sistema provocaría una brutal subida de temperaturas.
Fertilizar los océanos con hierro para estimular la producción de fitoplancton, microalga marina que fija el dióxido de carbono, principal gas con efecto invernadero, también podría ser eficaz pero se requerirían centenares o miles de años antes de conseguirlo.
Los promotores de las tecnologías de geoingeniería estiman que se impondrán quizás un día como única solución si el hombre no es capaz de limitar rápidamente y de manera drástica sus emisiones de gases con efecto invernadero.
En la comunidad científica, las reticencias siguen siendo altas.
Las tecnologías de geoingeniería siguen siendo "muy hipotéticas" para luchar contra el cambio climático, estimó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución Climática (GIEC) en su informe publicado en 2007.
Dichas técnicas, que consistirían por ejemplo en instalar gigantescos espejos parasoles en el cielo, enviar azufre a la atmósfera o fertilizar los océanos con hierro, se evocan desde hace más de medio siglo aunque no se ha lanzado ningún proyecto a gran escala.
En un artículo publicado en la revista "Atmospheric Chemistry and Physics Discussions", científicos de la universidad británica de East Anglia intentaron por primera vez evaluar su eficacia sin analizar el impacto medioambiental ni los costos.
"Hemos comprobado que ciertas técnicas de geoingeniería podrían contribuir útilmente a atenuar los efectos (de las emisiones) y a enfriar el clima", indica Tim Lenton, profesor de ciencias del medio ambiente. "Pero la geoingeniería por sí sola no puede resolver el problema", añade.
Colocar un espejo en órbita o mandar azufre a la atmósfera para reflexionar o atenuar la fuerza de los rayos solares sería la mejor manera de refrescar el planeta de aquí a 2050, pero también supondría riesgos importantes, indica el estudio. Una avería del sistema provocaría una brutal subida de temperaturas.
Fertilizar los océanos con hierro para estimular la producción de fitoplancton, microalga marina que fija el dióxido de carbono, principal gas con efecto invernadero, también podría ser eficaz pero se requerirían centenares o miles de años antes de conseguirlo.
Los promotores de las tecnologías de geoingeniería estiman que se impondrán quizás un día como única solución si el hombre no es capaz de limitar rápidamente y de manera drástica sus emisiones de gases con efecto invernadero.
En la comunidad científica, las reticencias siguen siendo altas.
Las tecnologías de geoingeniería siguen siendo "muy hipotéticas" para luchar contra el cambio climático, estimó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución Climática (GIEC) en su informe publicado en 2007.
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